El republicano Donald Trump se convirtió hoy en el presidente electo de Estados Unidos al obtener un resonante triunfo sobre la demócrata Hillary Clinton en unos comicios cuyos resultados sorprendieron al mundo.
Por Francisco Alcácer de Télam. El republicano Donald Trump se convirtió hoy en el presidente electo de Estados Unidos al obtener un resonante triunfo sobre la demócrata Hillary Clinton en unos comicios cuyos resultados sorprendieron al mundo.
La elección presidencial deja a la mayor economía del planeta ante una profunda división política, y al resto de la comunidad internacional en alerta debido a las preocupaciones y la incertidumbre que despertaron las propuestas de Trump, centradas en un discurso anti globalización y por momentos xenófobo.
En su discurso de victoria y en un claro intento por sanar esas heridas internas, Trump prometió gobernar para todos los norteamericanos y dijo que que recibió un llamado de Clinton, a quien elogió, para felicitarlo por su triunfo.
«Es tiempo de que nos reconciliemos como un solo pueblo unido», dijo, ante cientos de fervorosos seguidores en un hotel de Nueva York.
«Acabo de recibir una llamada de la secretaria (de Estado) Clinton. Nos felicitó por nuestra victoria, y yo la felicité a ella y su familia por esta campaña muy duramente peleada», prosiguió.
«Hillary ha trabajado durante mucho tiempo y con mucho esfuerzo por un largo período de tiempo, y tenemos con ella una gran deuda de aprecio por nuestro país», añadió.
En un desenlace que recordó al Brexit y al impactante «No» de los colombianos al acuerdo de paz con las FARC, el magnate inmobiliario devenido político ganó la Casa Blanca enfrentando a la élite política y mediática del país, incluyendo a buena parte de su propio Partido Republicano.
Para sus votantes, en su mayoría blancos de clase trabajadora, su victoria es un auténtico milagro que reescribe los manuales sobre cómo se hace política en un país con millones de personas desencantadas con la dirigencia tradicional.
Para tantísimos otros, en cambio, es un salto al vacío y un retroceso para un país de enorme diversidad cultural y deseoso de una mayor igualdad de género, así como una amenaza a las conquistas logradas por el presidente saliente Barack Obama, especialmente su reforma del sistema de salud.
Contra todos los pronósticos, Trump, de 70 años, se impuso en los decisivos estados de Florida, Ohio y Carolina del Norte, una notable demostración de fuerza en una reñida carrera por la Casa Blanca.
Trump también triunfó en estados industriales del norte y noreste de Estados Unidos, como Wisconsin, que habían acompañado al Partido Demócrata de Clinton y Obama en las elecciones presidenciales de las últimas tres décadas.
El republicano ganó también en Iowa, un estado industrial del Medio Oeste que había votado por los demócratas en seis de las últimas siete elecciones presidenciales y que Obama había ganado las dos veces que se postuló.
También triunfó en Pensilvania, donde un republicano no se imponía desde 1988.
El escrutinio se extendió entrada la madrugada, hasta que finalmente Trump superó los 270 votos electores necesarios para consagrarse presidente, según el sistema de elección indirecta de Estados Unidos.
Fuente: El Tribuno