Ellos tenían 19 años cuando cumplían con la patria en plena Guerra de Malvinas siendo tripulantes del Crucero General Belgrano, cuando los sorprendió la muerte tras el hundimiento del buque. 

Fernando Fabián Zarzoso nació el 26 de marzo de 1963, sus padres fueron Alfonso Zarzoso Lisdero y Gloria del Carmen Gómez. En la escuela provincial N° 2 «Domingo Teófilo Pérez» cursó sus estudios primarios y los secundarios en la escuela nacional de comercio «Dr. José Ingenieros», de la que egresó junto a su promoción 1980.

Se encontraba cursando el primer año de analista programador en Tucumán, cuando recibió la cédula de llamado al Servicio Militar obligatorio, un 24 de septiembre de 1981. Para no interrumpir sus estudios, solicitó la prórroga que no le fue concedida.

Roberto Enrique Sancho nació el 12 de abril de 1963. Su madre Adela Oliver y su padre Normando Sancho. En las escuelas Normal General José de San Martín y en la N° 95 Almirante Guillermo Brown, cursó sus estudios primarios, y los secundarios en la «Escuela de Educación Técnica N° 1 Coronel Manuel Álvarez Prado», egresando con el título de Técnico mecánico en 1981.

Al finalizar la secundaria Roberto recibió la cédula de notificación y por la numeración sabía que le «tocaba la marina».

El 2 de febrero 1982, junto a otros jóvenes jujeños, partieron desde la capital jujeña con destino a la Base Naval de Puerto Belgrano, en Punta Alta, Bahía Blanca. Como todo joven, sentían en el corazón el orgullo de servir a su patria.

El 2 de abril de ese año se desató una terrible guerra por las Islas Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña.

El 12 de abril  Roberto Sancho cumplía 19 años. El día anterior había llamado a sus padres Adela y Normando para desearles felices pascuas. Ellos querían llamarlo al día siguiente para felicitarlo, pero él les dijo: «No me llamen porque no sé si mañana o pasado salimos a navegar». Fue la última vez que hablaron. Días después, el crucero zarpó de la base. Al igual que sus camaradas sampedreños, escribieron a sus familias desde Ushuaia. Sus palabras también fueron un vaticinio, y al igual que Fernando Zarzoso pese a la desolación que sentían reconfortaron a sus padres y les pidieron que no miren la televisión ni escuchen la radio, que todo saldría bien y que era momento de tener mucha fe.

El 2 de mayo de 1982 un hecho inesperado sacudía a todos los argentinos, un submarino nuclear atacaba al ARA General Belgrano en una zona considerada de exclusión. La explosión provocó el hundimiento casi inmediato del crucero. Al conocerse la noticia, las lágrimas y el dolor se estamparon en los rostros de miles de familias argentinas. La esperanza no daba lugar al sueño ni al cansancio. Las horas y los días pasaron, algunos volvieron, otros nunca regresaron y su ausencia abrió una herida profunda y desgarrante en el corazón de muchas familias. Sus ausencias se transformaron en una cruz permanente y en tinieblas que oscurecen el alma. Fueron 323 jóvenes, del total de la tripulación los que nunca aparecieron, entre ellos 15 oriundos de la provincia de Jujuy que quedaron para siempre en la memoria de todos por su valentía y heroísmo.

Ellos son:
Antenor Sajama
Fernando Fabián Zarzoso
Fidel Ángel Quispe
Héctor Rubén Oviedo
Héctor Hugo Diez Gómez
Huberto César Alemán
Jorge Torres
Justo Mamaní
Miguel Ángel Ávila
Omar Chaile
Ramón Salazar
Raúl Aristóbulo Farfán
Roberto Enrique Sancho
Roberto Úzqueda
Teodoro Laguna